Playa de Ses Covetes en Mallorca


En el sureste de Mallorca, donde el sol acaricia el Mediterráneo con una luz dorada y las calas se esconden entre acantilados erosionados por el tiempo, se encuentra Ses Covetes, una playa sencilla y auténtica que forma parte del municipio de Santanyí. Este rincón costero, alejado del bullicio de las zonas más turísticas, es ideal para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y un contacto genuino con la esencia de la isla.

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Santanyí: La Puerta de Entrada a la Costa Sudeste

Santanyí es un pueblo de postal, con calles empedradas, casas de piedra dorada y una atmósfera que mezcla tradición y modernidad. Su núcleo urbano, protegido por una muralla medieval en parte conservada, alberga plazas encantadoras como Plaza Major, donde los lugareños se reúnen para tomar un café o disfrutar de los mercados semanales. Desde allí, el camino hacia la costa es corto pero revelador: en pocos kilómetros, el paisaje agrícola —con sus campos de almendros y algarrobos— da paso a playas de aguas cristalinas como Cala Santanyí, Cala Llombards y, por supuesto, Ses Covetes.

Cómo Llegar y Dónde Aparcar

Ses Covetes se encuentra a unos 12 km al sureste de Santanyí, siguiendo la carretera Ma-6100 en dirección a la costa. El acceso es sencillo, aunque conviene llegar temprano en temporada alta, ya que el aparcamiento es limitado. Junto a la playa hay una zona de tierra habilitada para dejar el coche, pero se llena rápidamente. Una alternativa es estacionar en las inmediaciones y caminar unos minutos, disfrutando del paisaje de pinos y matorrales mediterráneos que rodean la zona.

La Playa de Ses Covetes: Naturaleza en Estado Puro

No es una playa de arena fina, sino un litoral rocoso y salvaje, con pequeñas calas de grava y aguas turquesas que invitan al baño. Su nombre ("Las Cuevitas") hace referencia a las oquedades naturales que la erosión ha tallado en los acantilados, creando rincones perfectos para buscar sombra o explorar. El ambiente es relajado, sin chiringuitos ni servicios turísticos, lo que la convierte en un lugar ideal para desconectar.

Para los amantes del snorkel, sus aguas transparentes son un paraíso: peces de colores, praderas de posidonia y formaciones rocosas submarinas ofrecen un espectáculo natural. Si se prefiere caminar, el Camí de Cavalls, una ruta histórica que bordea toda la costa de Mallorca, pasa por aquí y permite descubrir otras calas cercanas como Es Caragol o Cala Figuera.

Breve Historia y Cultura Local

Santanyí y sus playas han estado tradicionalmente ligadas a la agricultura y la pesca. En el pasado, la zona era conocida por sus canteras de marés, una piedra caliza usada en la construcción de edificios emblemáticos de la isla. Hoy, aunque el turismo ha crecido, la esencia rural perdura: en las fiestas populares, como Sant Antoni (enero) o Sant Jaume (julio), aún se respira el folclore mallorquín con bailes, correfocs y demostraciones de botifarró (embutido típico).

Gastronomía y Productos Típicos

La cocina de Santanyí es un reflejo de la dieta mediterránea: sencilla, sabrosa y basada en productos locales. En los restaurantes de la zona no pueden faltar platos como la caldereta de langosta (originaria de la cercana Cala Figuera), el frito mallorquín (a base de vísceras y verduras) o el tumbet (un gratén de berenjenas, patatas y pimientos). Para acompañar, nada mejor que un vino de la DO Pla i Llevant, cultivado en las viñas del interior.

En los mercados, como el de Santanyí (miércoles y sábados por la mañana), se encuentran productos artesanales: sobrasada, ensaimadas, miel de la comarca y almendras, base de los dulces típicos como los amargos o los robiols (empanadillas dulces rellenas de requesón o cabello de ángel).

Qué Hacer en los Alrededores

Además de disfrutar de la playa, Santanyí ofrece paseos culturales por su casco antiguo, visitas a las torres de defensa costeras (como Torre d’en Beu, cerca de Ses Covetes) o excursiones al Parc Natural de Mondragó, a pocos kilómetros, donde dunas, humedales y senderos entre pinos revelan la biodiversidad mallorquina.

Ses Covetes no es un destino de lujo, sino un lugar para perderse, escuchar el mar y sentir el paso lento del tiempo. Perfecto para quien quiera llevarse un trozo de la Mallorca más auténtica en el recuerdo.






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